Paseando por Madrid Río cuesta recordar que hasta hace un año aquello era un barrizal y que hace un lustro por allí pasaba una autovía. El domingo se cumple su primer aniversario y la imagen que ofrece ahora es muy distinta a la de los inicios: las praderas de césped ya son verdes y no amarillas, el hilillo de agua se ha convertido en un río de verdad y los madrileños han hecho suyo el espacio, acudiendo en masa los fines de semana.
Paseando por Madrid Río cuesta recordar que hasta hace un año aquello era un barrizal y que hace un lustro por allí pasaba una autovía. El domingo se cumple su primer aniversario y la imagen que ofrece ahora es muy distinta a la de los inicios: las praderas de césped ya son verdes y no amarillas, el hilillo de agua se ha convertido en un río de verdad y los madrileños han hecho suyo el espacio, acudiendo en masa los fines de semana.
La mejoría es obvia, como han comprobado 20 minutos y expertos en urbanismo, arquitectura e ingeniería consultados. Aunque tiene su precio: el Ayuntamiento adjudicó el mantenimiento del entorno por casi 41,6 millones de euros durante cuatro años. O, dicho de otro modo, conservar el parque en buen estado cuesta la friolera de 866.000 euros mensuales. Un total de 137 operarios de la contrata trabajan a destajo diariamente para que el proyecto estrella de la capital no se deteriore.
La principal ventaja de Madrid Río ha sido social: se ha roto la barrera entre las dos orillas y se ha ganado un área de esparcimiento que antes era inservible, según el urbanista Francisco Herrera, el arquitecto José Antonio Granero y el ingeniero Edelmiro Rúa. "Todo ello en un tiempo récord", añade Herrera. Pero no olvidan que hay cosas que mejorar, como la falta de sombras, la suciedad de algunos tramos del agua y la difícil convivencia entre ciclistas y peatones.
Los jardines y el agua
Pocos alcorques vacíos. Al inicio, los árboles tenían un alto índice de mortalidad y tenían que retirarlos. Ahora hay 36.000 ejemplares.
Cauce lleno de agua. Hasta hace un mes, el río mantenía su nivel bajo. Incluso se veía el fondo. Ahora, sus 10 km están cargados de agua.
Lo que más se critica Calvas en Arganzuela. El área entre el Calderón y el Puente de Praga (en la orilla norte) tiene
zonas con praderas secas o en vías de rescate.
Árboles secos sin sombra. La sombra es casi inexistente y hay pinos moribundos. Habrá que esperar años para que la vegetación cuaje.
Agua sucia y maloliente. Cerca del puente de Segovia (ver foto) y en Matadero hay balsas de suciedad y en algunos tramos huele a cloaca.
El mantenimiento
Lo que ha mejoradoLimpio y sin rastro de grafitis. Pese a la alta afluencia, el suelo está siempre limpio, no hay manchas y los muros no tienen pintadas.
Mobiliario bien conservado. La gente respeta los bancos, papeleras, puentes y farolas.
En constante trabajo. Los 137 operarios de Urbaser recorren a diario el parque arreglando daños, reponiendo plantas y limpiando.
Lo que más se criticaMucho dinero: 866.000 a al mes. Botella adjudicó el mantenimiento a Urbaser por un precio final de 41.590.698,79 a. Vence en noviembre de 2014.
La playa, cerrada. Las charcas se cerraron tras el verano para limpiar el fango y cuidar el césped.
Vehículos estorbando. Los usuarios critican el paso constante de los vehículos de mantenimiento por las sendas destinadas a peatones.
El uso social
Lo que ha mejoradoNueva zona de paseo. El parque se ha puesto al nivel de la Casa de Campo, el Retiro o Sol en las preferencias para el paseo en fin de semana.
Une las dos orillas. Latina, Carabanchel y Usera ahora están a un paso de Arganzuela y Centro. Antes, el río y la M-30 eran una brecha.
Regeneración del entorno. Surgen comercios en las riberas y los vecinos viven en silencio.
Lo que más se criticaConflictos ciclista-peatón. Bicis y paseantes va por la misma senda y pedían carriles separados. La única solución es limitarlos a 6 km/h.
Escasez de transportes. Debido a su extensión, harían falta más buses hacia el parque, cree el Colegio de Arquitectos. Planean un tranvía.
Riesgo de caídas. Los respiraderos de la M-30 y los muros del río tienen una altura insuficiente.
Los servicios
Áreas infantiles atractivas. Los toboganes y los columpios de diseño atraen a los niños.
Vigilados por policías. El parque tiene una comisaría propia de Policía Municipal. Los agentes lo vigilan a caballo, moto y a pie.
Lo que más se criticaFalta de aseos públicos. Los vecinos echan en falta urinarios por el paseo. Solo hay en los quioscos y no se ponen más "por seguridad".
Mal conectado con el sur. No hay conexión sencilla con el Parque Lineal (Villaverde).
Quejas por falta de papeleras. Hay 438 cubos de basura, pero sin bolsas para excrementos de perro. El Ayuntamiento estudia colocarlas.
Via 20minutos.es
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