Bill Clinton firmando el TLCAN |
Dieciséis años más tarde, la realidad es amarga. El TLCAN, promesa de un "bienestar general", ha fulminado literalmente la agricultura mejicana, especialmente los pequeños agricultores (21% de la población activa).
En el nombre del "libre comercio", Méjico ha ido desmantelando el sistema que le había permitido conseguir una autosuficiencia alimentaria durante décadas, es decir, impuestos a las importaciones, precios garantizados a los productores locales y acceso al crédito bancario. Sin embargo, los EE.UU. se han visto autorizados a mantener sus subvenciones pero también algunas de sus barreras aduaneras como las del arroz o la del azúcar.
Como consecuencia, Méjico se ha visto inundado de maíz proveniente de EE.UU. (transgénico) vendido tres veces más barato que el maíz "criollo" (local), debido a las subvenciones que otorga Washington a los productores norte americanos.
Incapaces de resistir a esta competencia, que algunos denuncian como un dumping desleal, más de tres millones de pequeños agricultores han tenido que abandonar sus tierras e irse a vivir en los barrios de chabolas de las grandes ciudades mejicanas o probar suerte como trabajadores ilegales en los Estados Unidos.
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