¿Ya? Alucinante, ¿verdad? Mientras que la página original muestra capturas llenas de interesantes títulos, un vídeo con un exhaustivo recorrido por la aplicación y su tienda, y un bloque de texto inédito acerca de los cuentos ilustrados y libros multimedia, la versión en español es un quiero y no puedo donde las portadas de las últimas novedades han sido reemplazadas por los clásicos del Proyecto Gutenberg (obras cuyos derechos han prescrito por su antigüedad).
Demostrado ya el falso aterrizaje en España de la tienda de libros electrónicos de Apple solo queda tratar de dilucidar las causas. Cuando la compañía de la manzana anunció el lanzamiento del iPad en nuestro país, en su nota de prensa se habla del millón y medio de libros electrónicos descargados en los EE.UU. desde su recién inaugurada iBookstore. Unas cifras que, ya en 2010, y solo en dos meses, dejaban en ridículo a las 120.000 descargas que El País estima se alcanzarán en España para final de año… por el total de plataformas de distribución de libros electrónicos aquí asentadas (por decir algo).
Según esta misma fuente, en nuestro país, solo el 0,3% de los títulos se venden en formato digital frente al 20% de EE.UU., una prueba tan evidente de que hay algo que no funciona en las tiendas de libros electrónicos en castellano, como del hueco que espera ser llenado por alguien lo suficientemente avispado (ya se llame Apple o Amazon). ¿A qué esperan entonces? Apple lanzando una tienda de libros en la que no se vende ningún libro y Amazon estrenando su tienda española sin rastro, al menos de momento, de Kindle y los libros electrónicos.
El sospechoso habitual de la reticencia de ambos gigantes es la ley española del precio fijo de 2007; una ley predigital en la que la única mención que se hace al libro electrónico es para equipararlo y atarlo a las mismas condiciones que rigen al formato físico. Con el pretendido objetivo de proteger a las pequeñas librerías y “propiciar la adquisición de libros y desarrollar los hábitos lectores”, la ley establece que el precio de los libros debe permanecer inmutable hasta que transcurran dos años desde su última edición, fijando un descuento máximo del 5% que alcanza el 10% durante el Día del Libro y las Ferias del Libro.
Pero ese no es el único obstáculo. Pese al escaso margen de maniobra que permiten estos descuentos máximos, a los libros electrónicos se les aplica un 18% de IVA frente al 4% de los libros de papel. Mientras, en los EE.UU., los libros electrónicos están exentos de impuestos.
Noticia de Applesfera.com
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