martes, 7 de agosto de 2012

La sabiduría del grafitero


El otro día cogí el coche, tenía que ir a Villaviciosa de Odón, bonita ciudad a la que por alguna extraña razón (o no tan extraña) es realmente complicado llegar en transporte público. Bien. Cogí el coche y gracias a un estupendo atasco estuve parada un rato en la autopista.

 El suficiente para caer en la cuenta de lo feo feísimo que es todo para los conductores. Como cualquier cosa que eche humo estamos mal vistos, pero ¡ey! lo cierto es que somos personas; no nos merecemos esto:

Sí; hablo de las pantallas antirruido, también llamadas pantallas o barreras acústicas. No me malinterpretéis; lo entiendo, son la manera más eficaz y extendida para disminuir los efectos del ruido en el entorno. Una definición un poco más técnica sería:
Pantalla acústica: dícese de muros o barreras constituidas por elementos de paredes relativamente delgadas, verticales o inclinadas, que presentan distinto grado de absorción acústica y que ofrecen gran resistencia a que el sonido las atraviese.
Habría que añadir quizás que también son el lienzo perfecto para grafiteros y no grafiteros (¿Cómo se llaman esos que sólo firman y que tienen realmente mucho peligro con un posca gordo?)
Los que habéis pasado por la Universidad Alfonso X el Sabio conocéis a Jaime; para los que no, os diré que es un magnífico profesor de historia de la arquitectura, el urbanismo y de todo en general. Es de esos profesores (prácticamente únicos en su especie) que les gusta serlo, o eso parece. En fin, la cosa es que en una de sus clases dijo una vez: "Los grafiteros son los mejores detectores de espacios residuales." Tienen una sensibilidad que no se les suele valorar. Un grafitero no pinta en monumentos, pinta en tierra de nadie. (Pongo un ejemplo en blanco y negro para darle dramatismo)

Mi pregunta es: ¿En serio es tan carísimo poner árboles o vegetación en las pantallas acústicas? Unos cipreses o una hiedra  o algo así... qué sé yo. Algo en plan Jardines del Generalife de la Alhambra o el Central Park de  Frederick Law Olmsted en Nueva York; por aquello de no deprimir a ese altísimo porcentaje de la población que cada día tiene que coger el coche y cada día sufre un atasco. Aunque bueno, puede que en realidad el porcentaje no sea tan alto, con esto de la crisis ya se sabe...
Siguiendo con la terminología del libro de Sostenible ¿perdona? pienso que las pantallas antirruido serán muy sostenibles económicamente, pero a mi parecer (sin haber hecho un estudio con sus indicadores y todo) creo que socialmente muy sostenible no es.

Aunque lo cierto es que a veces las pintadas están muy bien y resultan muy reveladoras.


Feliz agosto

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