miércoles, 11 de enero de 2012

Érase una vez... Levittown


La posguerra estadounidense dio origen a lo que se puede considerar el paradigma del suburbio norteamericano: las Levittown. Estos núcleos urbanos (que no ciudades), resultado de la aplicación de sistemas de producción industriales (que no prefabricación) al mercado de la vivienda, posibilitaron el acceso a la vivienda a una nueva clase media que entraba de pleno en el mercado de consumo masivo. La tipología de las viviendas, así como el modelo urbano propuesto, respondían a la imagen -casi publicitaria- de familia y sociedad originada a partir de la prosperidad económica. La casa nace como respuesta a imágenes preconcebidas de un nuevo modelo de vida en familia y en sociedad, creadas y explotadas por los medios de comunicación: sumas de imágenes cerradas, prefabricadas, superpuestas para crear un todo, al modo de uno de los collages de Richard Hamilton de finales de los años cincuenta.



Los medios de comunicación masiva (radio, revistas, y especialmente televisión) reflejaban el nuevo estilo de vida de la sociedad americana de los años cincuenta, a la vez que definían nuevos estereotipos de familia, estilo de vida y vivienda. En esta etapa de creciente prosperidad económica, ser propietario de una casa era el primer signo de éxito. “Ser propietario de vivienda es el pasaporte para un estilo de vida basado en el consumo”. Con la vivienda como base, la ya hegemónica clase media invirtió su capital en productos de consumo tales como electrodomésticos, vestimenta, vehículos, etc. Así, los modelos sociales eran el resultado de la sociedad del consumo y del confort; la televisión y los otros medios de comunicación eran sólo el vehículo que los reforzaban al asumirlos como ideales.

“Lo que se ve es lo que se quiere, y lo que se quiere es lo que se necesita. Y lo que se necesita es lo que se compra”

Las Levittown fueron un proyecto de iniciativa privada, promovido por los hermanos Alfred y William Levitt, arquitecto y abogado, respectivamente. Su intención era fabricar casas para los veteranos de guerra aplicando la experiencia adquirida durante su anterior participación en la producción de viviendas prefabricadas por el ejército estadounidense durante la Segunda Guerra Mundial. Los Levitt comprendieron el potencial de los procesos industriales, y ampliaron su producción para satisfacer un mercado ávido de vivienda accesible, revolucionando la industria de la construcción. Paralelamente, y como parte de su estrategia económica, el coste de la vivienda se mantenía inferior a $10,000 USD, cifra estipulada por el gobierno americano para poder beneficiarse de las nuevas leyes promovidas para la reactivación del mercado de la vivienda. La selección de los terrenos para la ubicación de estas nuevas “urbes” respondió a razones de coste económico, pero también a la búsqueda de localizaciones que fueran próximas a grandes zonas industriales que aseguraran el mercado. Así nacieron las Levittown de Long Island, construidas mayoritariamente entre 1947 y 1951 en el estado de Nueva York, Bucks County, entre 1952 y 1958 en Pennsylvania y Willingboro, entre 1958 y 1963 en Nueva Jersey.


La iniciativa de los hermanos Levitt partía de la definición de la unidad de vivienda, basada en imágenes de las casas históricas norteamericanas. A pesar de que la capacidad de minimizar y optimizar al máximo los espacios fue un factor clave en el desarrollo de estas unidades, el hacerlo en concordancia con los nuevos estándares presentes en los medios de comunicación masiva fue la clave para su éxito. El proyecto se basaba en la creencia y la previsión de la prosperidad económica de la familia y en la
futura expansión de la casa; en entender y potenciar a la mujer como pivote del núcleo familiar, liberándola de sus tareas domésticas al proveer al hogar de un alto número de electrodomésticos ; en generar así, a través del tiempo libre adquirido, la posibilidad de una vida en comunidad, basada en la interrelación de niños y amas de casa. Bajo este enfoque, la cocina, el patio frontal y posterior, y los espacios públicos se convirtieron en los centros focales de la propuesta y promoción del proyecto de los hermanos Levitt.

La casa

Alfred Levitt, arquitecto, fue el responsable del diseño de las diversos modelos de casa que la compañía Levitt & Sons construyeron. El primer modelo de vivienda en salir al mercado fue la Cape Cod House, en el año 1947. En 1949 apareció la Ranch House, como respuesta a la falta de diversidad en la escala urbana generada por la multiplicación del único modelo existente. Los esquemas funcionales de ambos modelos eran similares --aunque simétricas-, y respondían a una misma lógica de relaciones familiares, y para con el entorno. Posteriormente seguirían otros modelos, de más superficie y de mayor coste, aunque todos basados en las mismas directrices. El modelo propuesto por los Lewitt era un compromiso entre la necesidad de una economía de mínimos y la promesa de un espacio vital apropiado para la familia americana. El plano de la casa inicial era extremadamente simple. El diseño había reducido las necesidades programáticas de la familia estándar norteamericana a una sala de estar (3.6m x 2.7m), una cocina (3m x 3m), y dos habitaciones, aunque se posibilitaba la expansión de la vivienda a través del ático. El área inicial total era de 75m2.

Cabe mencionar que la similitud entre los diferentes modelos que salieron al mercado a lo largo de los años se explica a partir del sistema de construcción de las viviendas, y más concretamente, en cómo los hermanos Levitt habían aplicado la producción mecanizada (o lógica industrial). El proceso constructivo de una vivienda había sido simplificado y reducido a 27 diferentes operaciones; grupos de trabajadores no cualificados eran asignados a cada una de estas tareas, y se desplazaban de propiedad en propiedad desarrollando esa única, simple y repetitiva tarea, que podía ser desde armar la estructura de madera de la vivienda en el propio terreno, hasta pintar la puerta de entrada de color rojo. Los camiones distribuían el material necesario para la construcción de cada una de las viviendas en su respectivo terreno, separados 18m unos de otros. Consecutivamente, los operarios llegaban por turnos a cada vivienda, y desarrollaban la parte que les había sido asignada. Con este procedimiento, los Levitt consiguieron construir un promedio de 30 a 40 viviendas diarias, contra las 4 viviendas anuales que se producían con el sistema de construcción tradicional. El sistema de los Levitt se basaba en una enorme plantilla de trabajadores en obra, en un momento en el que la mano de obra no significaba un alto coste para el producto final. A parte de aumentar drásticamente la producción, el sistema desarrollado por los hermanos Levitt evitaba la contratación de trabajadores cualificados y también la formación de sindicatos, abaratando extremadamente el coste.

La distribución básica de la casa propuesta por los Levitt era una combinación entre precedentes históricos, ingeniería social, y un absoluto pragmatismo económico. Arquitectónicamente -y con una marcada influencia de las ideas y arquitectura de Frank Lloyd Wright-, la casa se basaba en la completa apertura de los espacios, creando un espacio más informal, con menor grado de privacidad y menos rigidez social. El elemento central de la vivienda era la chimenea, que daba tanto a la sala de estar como a la cocina. Conceptualmente, y también en el esquema de funcionamiento, la cocina había pasado de ser el cuarto posterior y escondido de la casa (la sala de máquinas) a ser el espacio frontal y principal de la vivienda (la sala de control). Espacialmente, la cocina ya no era considerada el espacio del servicio, sino el espacio de la mujer, pivote de la vida familiar.

“La cocina era la sala de control, desde donde la ama de casa podía fácilmente acceder a cualquier parte de la casa” 
- Alfred Levitt

La urbe

En la primera vivienda propuesta por los hermanos Levitt, la Cape Cod House, la sala de estar y la cocina estaban orientadas hacia la calle. El patio frontal adquiría así las funciones de umbral, de mediador entre espacio público y espacio privado. Supuestamente, este patio era el espacio a utilizar por los niños, pudiendo estar fácilmente controlados por su madre desde la cocina. Al mismo tiempo, la puerta de acceso a la vivienda también estaba localizada en la cocina; esto reforzaba la idea del patio frontal como espacio de relación con la comunidad, tanto con los vecinos como con el entorno urbano. Así, según esta distribución de los espacios, la sala de estar y la cocina -el centro de actividades familiares y el centro logístico de la vivienda-, estaban totalmente vinculados al ámbito público. El proyecto diluía, en tanto que posible, las diferencias entre comunidad y espacio urbano, a la vez que exponía la vida familiar a la totalidad de la comunidad.

En la Ranch House, el esquema básico de la vivienda se invirtió de forma que la franja definida por la sala-de-estar – cocina, conectaba los patios posterior y frontal. Bajo este nuevo esquema, la sala de estar podía abrirse totalmente a un espacio mucho más privado, que incorporaba visualmente. Al revalorizar los espacios posteriores, se estableció también una diferencia significativa entre el espacio urbano y el espacio comunal, al tiempo que diferenciaba el tipo de relaciones y actividades que se desarrollaban en cada uno de ellos.

El trazado urbano de cada una de las Levittowns se definió por motivos económicos y de producción, favoreciendo la eficacia del sistema de construcción. Necesariamente, las casas estaban rigurosamente alineadas unas junto a otras, según el trazado de las calles. A pesar de la simplicidad organizativa, el trazado de las calles respondió a la voluntad de definir y diferenciar comunidades dentro del organigrama general. Así las primeras intervenciones no fueron simples retículas, sino calles sin salida, yuxtapuestas para crear diversos claustros, teniendo un control sobre la escala del espacio comunal y permitiendo que éste operase como tal.

El tratamiento de los espacios públicos y su caracterización se elaboró con una operación similar a la aplicada en la definición de la vivienda: el espacio público era también resultado de la suma de múltiples imágenes preformuladas. El collage en este caso, también se refería a ideas preconcebidas de la vida al aire libre y la vida de comunidad. Definir el espacio público era como definir el decorado de la vida pública; un decorado que se observaba desde el espacio privado. Así el espacio público fue generado por la adición de una infinidad de imágenes fijas, tomadas desde cada una de las estancias de las distintas unidades construidas.

A pesar de que el espacio público era necesariamente el espacio de interacción, la definición de éste respondía a la imagen individual construida desde cada una de las células, generando así una construcción pintoresquista del espacio. La calle bucólica con los niños jugando, y el jardín inglés creado en los espacios comunitarios eran imágenes fijas, decorados que desaparecen al tomar las fotos aéreas, que muestran simples extensiones de viviendas alineadas.

El urbanismo

En las Levittowns el espacio público el y espacio comunitario nacen a partir de la definición de la unidad de vivienda y, consecuentemente, con los ideales que se atribuyen a esa vivienda. Las Levittowns carecieron de un proyecto urbano de gran escala al ser el resultado de proyectos arquitectónicos ensamblados buscando la mayor eficiencia constructiva y económica. En este caso, el proyecto urbano era un producto, más que un punto de partida.

La visión de los hermanos Levitt era una visión innovadora, popular y sin duda de gran visión económica. Su propuesta apostaba por un nuevo sistema de vida, forzosamente suburbano pero voluntariamente construido en base a lo individual. Un proyecto hecho como resultado de la adición de las distintas partes.


A pesar de que los efectos territoriales de las Levittowns no fueron objetivamente de gran escala, su repercusión en los sistemas de abastecimiento de vivienda, y sobretodo su impacto en los estilos de vida y en la cultura norteamericana fue de gran envergadura. La prefabricación, al igual que el estilo de vida suburbano y la cultura pop encuentran algunas de sus raíces en este sorprendente producto de la prosperidad económica de la posguerra.

Sin duda, las Levittown supusieron una primera definición de un prototipo de vivienda suburbana mínima para la clase media. Pero más allá de su valor simbólico y/o formal, las Levittown definieron unos estándares espaciales y programáticos para una emergente clase media. Su valor, y salvando las evidentes distancias, puede ser equivalente a la aportación del Movimiento Moderno en la búsqueda de estándares para la vivienda masiva a principios de siglo en Europa.

En el año 1947 se empezó a construir la primera Levittown, en Nueva York. Ese mismo año, se celebraba el sexto congreso del CIAM, donde se ratificaba la Carta de Atenas de 1933. Así pues, las Levittowns forman parte del origen de lo que sería la gran discusión arquitectónica y filosófica de los siguientes años: un modelo suburbano promovido por la cultura norteamericana, versus el modelo de densidad urbana europea.

De: Clara Solà-Morales
En: Piso: Arquitectura, Diseño y Urbanismo

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